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Dormir, tan natural como enigmático

Dormir, tan natural como enigmático

 

 Las personas que logran dormir durante la noche, entre seis y ocho horas diarias, han conquistado un hábito muy beneficioso para conservar la buena salud.

 

   Un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina del Colegio Universitario de Londres descubrió que dormir menos podría aumentar el número de muertes vinculadas con el sistema cardiovascular.

 

   Las dificultades para lograr un buen descanso pueden asociarse con un padecimiento conocido como apnea del sueño, definida por la enciclopedia médica Medline Plus como episodios de suspensión de la respiración mientras se duerme.

 

   Esta súbita interrupción en el patrón respiratorio usualmente se manifiesta por la presencia de ronquidos.

 

   Especialistas en neurología explican que este tipo de paciente puede, incluso, experimentar síntomas de asfixia y al otro día sentirse agotado, fatigado, con poca concentración y pobre memoria.

 

   Dormir plácidamente es una etapa de descanso del cuerpo para recuperar fuerzas y comenzar la vida cotidiana al despertar.

 

   Pero en lo que a salud se refiere, no se trata sólo de dormir de noche. Un estudio realizado en la Universidad de Atenas, Grecia, indica que dormir una breve siesta al mediodía es beneficioso.

 

   La investigación se extendió durante seis años y fue realizada entre más de 20 mil hombres y mujeres mayores de 50 años de edad.

 

   El resultado reveló que aquellos que disfrutaron una siesta de media hora, por lo menos tres veces a la semana, el riesgo de morir de enfermedades cardíacas se reducía en un 37 por ciento, comparado con quienes no tomaron esa práctica.

 

   Los expertos creen que dormir la siesta reduce el estrés, y por consiguiente beneficia al corazón, sobre todo en el caso de los hombres.

 

   Especialistas de la Universidad de Ulm, en Alemania, entrevistaron a  500 fumadores sobre sus hábitos de sueño y después se procedió a un monitoreo durante 13 meses.

 

   De este modo se supo que los participantes que dormían más horas, tenían mayores probabilidades de dejar el cigarro.

 

   Puede ser que quienes sufren de cansancio crónico por falta de sueño, dependen del cigarro o son incapaces de tolerar el insomnio y experimentan un shock en el sistema, debido a la disminución del uso de la nicotina.

 

   Fue en 1953 que científicos norteamericanos descubrieron que el sueño MOR (movimiento ocular rápido, conocido en inglés por las siglas REM) etapa de gran actividad cerebral, es el período en que más soñamos.

 

   Con la aplicación de la electroencefalografía, para medir las ondas cerebrales y otros estudios en los cuales los especialistas despertaban a las personas que dormían durante la etapa MOR, concluyeron que aunque muchas lo olvidaban, todas habían soñado.

Jesús Barreto

 

 

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