Red en las redes
Néstor Núñez (Servicio Especial de la AIN)
Sin dudas, Internet ha devenido la más grande de las novedades globales en materia de información y tráfico de datos. Su alcance y posibilidades son aún insospechados...pero no todo es color de rosa.
"Actualmente solo los norteamericanos están en capacidades de vetar algún acceso a websites, y no les tiembla la mano para hacerlo", afirma el sito WEB Amazonia informática, el cual revela que en el 2003 Washington aplicó la más rigurosa censura a la versión digital del canal televisivo Al Jazira, por sus informaciones sobre la realidad de la invasión militar a Iraq.
A ello se une la reciente noticia de que las páginas digitales de 558 empresas y tres mil 719 sitios com., que brindan informaciones sobre Cuba, fueron bloqueados por la Casa Blanca, en virtud del cerco imperial a la mayor de las Antillas.
Desde luego, ello es posible porque, a pesar de los esfuerzos internacionales, Internet sigue a merced de Estados Unidos.
La ya citada fuente publica que en junio del 2006, 10 de los 13 servidores centrales de la red de redes radicaban en territorio norteamericano, uno en Gran Bretaña, otro en Suecia, y un tercero en Japón, lo cual ofrece todas las posibilidades a Washington de manejar a capricho la famosa red de redes.
Otro dato interesante es que buena parte de esos servidores estacionados en suelo estadounidense tienen como sede organismos vinculados al quehacer bélico y de inteligencia, como la NASA, el Instituto de Ciencias de la Información, la Agencia de Sistemas de Información de Defensa, el laboratorio de Investigación del Ejercito, y otros similares.
Y es que el propio origen de Internet ha marcado ese derrotero dentro de EE.UU.
Sus iniciales balbuceos se ubican a fines de la década del 50 del siglo XX, cuando la extinta Unión Soviética colocó en órbita el primer satélite artificial de la Tierra y los expertos militares norteños decidieron afianzar su presencia en el incipiente terreno de la informática.
El volumen de las computadoras de entonces y la imposibilidad de repetir los datos en cada una de ellas, instaladas preferentemente, como dijimos, en entidades relacionadas con la titulada "seguridad nacional", impulsaron los sistemas de enlace que devinieron en la actual red.
Ni su nacimiento, ni los fines para los cuales inicialmente se concibió, ni el actual monopolio y control de la Unión sobre el trasiego en Internet, son factores positivos en un servicio que, verdaderamente liberado de deformaciones y malas intenciones, significa un paso de avance sustancial para la humanidad.
De ahí que es muy necesario atajar las manchas que le propinan quienes lo manipulan, lo mal usan y no lo conciben como un positivo instrumento de desarrollo global.
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