Hermoso gesto solidario de niño noruego con amigos cubanos
La Habana, 9 abr (AIN) En hermoso gesto solidario, un niño noruego recolectó 400 bicicletas en su natal de Nittedal, las cuales donó a sus amiguitos de la localidad cubana de Esmeralda, en la provincia cubana de Camaguey.
Comenta hoy el diario Juventud Rebelde que Kristian (así se llama el autor de esa acción) tiene la convicción de que ha hecho algo útil y por demás, difícil.
Resalta la publicación que recopilar y enviar a Cuba, desde Noruega, ¡casi 400 bicicletas!, ha sido una tarea que demandó toda su persistencia y creatividad.
La idea se le ocurrió durante sus últimas vacaciones en Cuba, en el habitual viaje con mamá, papá y la pequeña Ingrid, su hermana menor, al camagüeyano terruño donde nació su abuela Aydelina, porque a pesar de ser ciudades tan distintas, Esmeralda le gusta a Kristian tanto como Nittedal, consideran sus padres.
Y qué tal si sus compañeros de aula y sus vecinitos de Nittedal, allá en Noruega, le entregaban esas bicicletas en las que ya no iban a pedalear más, y él conseguía darle algún destino "para ayudar y hacer algo bueno por otro país"?
"En nuestro país solo compramos, y después botamos la bicicleta; pensé que algo teníamos que hacer", dice él con cierto tono adulto.
"¿Quieres donar tu bicicleta para Cuba?", decía el primer afiche. Luego elaboraron un plegable más completo donde se veían la Isla y Esmeralda en el mapa, y el trayecto que harían los barcos a bordo de los cuales viajaría la donación, junto a una información acerca de la Isla.
Sus colegas de sexto grado en Nittedal le brindaron aliento desde que Kristian puso el primer cartel en la escuela, con la ayuda de su padre quien lo respaldó desde el principio, no solo enviando emails con el contenido del proyecto a empresas comerciales en la ciudad, sino también, después, reparando y acondicionando cada ciclo.
Tantas bicicletas llegaron, que el jardín de la casa quedó colmado y su padre se convirtió haciendo de mecánico. Todas quedaron como nuevas y cargaron un contenedor solo de bicis, y las que no cupieron fueron embaladas en otro, que terminaron de rellenar con pelotas, patines, y algunos juguetes.
Tal vez, Kristian -de once años de edad- no conoce a ciencia cierta las razones por las cuales en Cuba existen las dificultades y la escasez que lo motivaron a movilizar a Nittedal para enviar esta donación, que lo ha hecho sentir tan contento, ni sabe de las consecuencias del criminal bloqueo de EE.UU. contra la Isla, mantenido durante casi cinco décadas.
Para él, sencillamente, el proyecto fue la oportunidad de hacer algo por personas que constituyen lo que más le gusta de un país al que no solo le ata su ascendencia materna. "De Cuba, dijo, me gusta todo: Esmeralda, las playas... pero lo que más me gusta es su gente: cómo hablan, cómo viven, cómo sueñan".
arl/arh 08 0945
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