Sergio y Luis, dos ramas de madurez precoz

Por Idania Hernández García

Una mano asesina truncó las vidas de dos jóvenes aún imberbes, que se habían ceñido a la estrella que ilumina y mata, a la cual hiciera referencia el Maestro, en su poema Yugo y Estrella.

Fortalecidos por el ideario martiano, el legado de La Historia me absolverá y el temple de la familia Saíz- Montes de Oca, este par de adolescentes,  con dignidad y patriotismo, afrontaron responsabilidades de hombres.

Luis  y Sergio constituyen expresión de máximo brío juvenil, profundidad de ideas y de afán emancipador, manifiesto en su audaz acción clandestina contra la tiranía. Sintetizaron el pensamiento revolucionario de la Generación del Centenario.

El uno era muy reflexivo, el otro más impulsivo, pero en ambos un ideal común: amar el bien y la justicia; un anhelo único: luchar por la libertad  de su pueblo oprimido.

Su huella está presente en  la Revolución  y se multiplica en cada joven de hoy, que hace suya su herencia revolucionaria y beben en la fuente de su ejemplo. Lo que un día fue su meta, otros la cumplieron.

A pesar de su temprana desaparición física, estos talentos en flor, aportaron una fructífera obra política y literaria que trasciende. Desde muy temprana edad comenzaron a escribir.

Las generaciones actuales, las brisas nuevas, encuentran en los Hermanos Saíz un surtidor de ideas  justas y renovadoras y la Patria agradecida, hoy 13 de agosto en el aniversario de su desaparición física,  los contempla orgullosa.