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ALMA MATER, ESA ETERNA JOVEN REBELDE

ALMA MATER, ESA ETERNA JOVEN REBELDE

Por María Elena Álvarez (AIN)
 
Alma Mater, la revista joven más longeva de Cuba, cumple 85 años
este noviembre. Saludar tan larga y fecunda existencia significa, sobre
todo, reconocer una voluntad y un destino que han enlazado a
generaciones de universitarios cubanos en el empeño siempre renovado de
preservar, para ahora y después, a la primogénita entre las obras de
ese fundador por excelencia que fue Julio Antonio Mella.


Nació Alma Mater para luchar y para trascender, a la hora exacta de
aquellos tiempos en que la vorágine de la Reforma de Córdoba estremecía
las anquilosadas universidades de esta América nuestra y en Cuba, como
en todas partes, el estudiantado exigía nuevos métodos y planes de
estudios, depuración del claustro de profesores, autonomía y cogobierno.


Como tantas otras publicaciones, que en la historia de la prensa
revolucionaria han sido y aún serán, Alma Mater nació para apurar otro
parto, el de la Federación Estudiantil Universitaria, igualmente
consciente de que, sin una transformación radical de la sociedad toda,
esa reforma anhelada continuaría siendo un sueño o, cuando más, una
conquista a medias.


En "Nuestro credo", espacio editorial que aparece con aquel número
inaugural de noviembre de 1922 y presente hoy como la primera de las
secciones de la revista, Mella definía los objetivos del "nuevo órgano
de los estudiantes cubanos", entre estos trabajar por la unidad y en
defensa de los legítimos derechos e intereses del estudiantado y la
Patria, y tender un puente de comunicación con la juventud estudiosa de
América Latina y el Caribe, en busca de la unión necesaria para el
triunfo de una causa común de renovación y progreso.


"Somos optimistas, confiamos en la victoria, nuestra juventud y
nuestros ideales nos incitan a luchar y a triunfar": así termina el
editorial, en el cual Julio Antonio, entonces con apenas 19 años,
dejaba temprana constancia del antiimperialismo que destaca entre los
pilares de su pensamiento revolucionario, con esta declaración de
principios:


"En política somos hoy los mismos los estudiantes cubanos; los que
ayer supieron protestar del abuso y de la intromisión filibustera en
nuestros asuntos patrios, en virtud del derecho de la fuerza, no pueden
cambiar".


Los filibusteros, claro está, eran los amos del Norte y contra el
imperialismo yanqui y su voraz e insaciable apetito expansionista y
hegemónico, arremete una y otra vez desde las páginas de Alma Mater su
fundador, administrador y entusiasta colaborador.


"El ideal de Bolívar debe ser nuestra aspiración, el de Monroe es
nuestra muerte", escribió Mella, como también: "Qué más nos van a
apretar si ya sacamos la lengua, ¿acaso no les basta tener Guantánamo,
la Enmienda Platt, o sea toda Cuba y su honor, la mayor parte de los
centrales de azúcar, casi todos los bancos y casi todo el comercio en
general?".


Tribuna fue Alma Mater para muchas batallas, por la Reforma
Universitaria y reclamos tan justos como la construcción del Estadio
Universitario y la Casa del Estudiante, pero, también, por el rescate
de la soberanía nacional y contra el servilismo, la venalidad y el
latrocinio de los gobiernos de turno, y el panamericanismo "made in
U.S.A.".


Y espacio fue, bien concebido y empleado por Julio Antonio Mella, o
por Zeus o Lord Mac Partland (pseudónimos con los cuales firmó algunos
trabajos)  para orientar, razonar, convencer, denunciar, exigir,
movilizar y unir, para airear la Universidad, sacándola a las calles,
vistiéndola de pueblo, convencido de su función social, de que "no debe
ni puede ser el más alto centro de cultura una simple fábrica de
títulos".


Desde aquel bautismo, 85 años atrás, grandes plumas al servicio de
la Revolución hicieron de esta revista arma y trinchera para el combate
por un tiempo futuro necesariamente mejor. Renombrados intelectuales,
profesores y estudiantes universitarios han difundido desde sus páginas
lo más avanzado del pensamiento, las artes y las ciencias.


El Poeta Nacional de Cuba, Nicolás Guillén, quien en 1922 ingresara
en la Universidad de La Habana para cursar la carrera de Derecho,
publicó en el primer número de Alma Mater los versos "Al margen de mis
libros de estudio", sátira de la mediocridad de la vida universitaria y
de una situación deprimente que lo llevó a abandonar muy pronto las
aulas.


La vida de esta revista tiene mucho de la historia del movimiento
estudiantil cubano, de sus flujos y reflujos, y hasta de sus altibajos
en aquellos años de República a medias. Etapas hubo en que dejó de
salir, como cuando en 1923 Mella funda en su lugar  "Juventud" y
traslada a sus páginas secciones fijas como "En el feudo de Bustamante".


Pero, una y otra vez volvió, como publicación mensual, semanal e,
incluso, como diario de circulación nacional. Si revisamos el número de
septiembre de 1930 hallaremos el cargo de subdirector ocupado por el
estudiante Rafael Trejo, quien justo el último día de ese mes cayó bajo
el fuego de la policía machadista para convertirse en el primer mártir
de la FEU.


Siempre que hizo falta, estuvo, al punto de que, tras un largo
período de silencio, reaparece la revista el 12 de abril de 1952, tan
sólo un mes después del golpe militar de Fulgencio Batista, de nuevo
para romper lanzas contra un tirano y prender la llama de la Revolución.


Como lo que fue, es y será, su voz, a Alma Mater no han querido
renunciar los universitarios cubanos y jamás dejaron morir el fuego,
ese que hoy calienta el alma y los huesos de esta octogenaria vital y
feliz, empeñada en ser tan joven como sus destinatarios y vibrar al
ritmo de una Universidad nueva, heterogénea como nunca, que se
transforma y universaliza.


¡Y vaya si ha de lograrlo! Como Mella, "Alma Mater" es una eterna
joven rebelde.

1 comentario

Anónimo -

Felicitaciones. Escriben ustedes muy bonito. Pero se les escapó un detalle : el pueblo, en elecciones directas, secretas e informadas, el el llamado a elegir sus autoridades, y no intentar perpetuar un modelo inhumano y ya fracasado en el mundo entero. Transición a la democracia ahora.