Otro domingo 24 de febrero que hace historia
Bárbara Vasallo (AIN)
Fidel Castro es un ser humano que confía en su especie. Hace muchísimo tiempo, reconocido por sus adversarios, alcanzó la universalidad. Hace apenas unos días, demostró otra vez, también ante el asombro de sus más agudos críticos, inteligencia, visión y confianza en su pueblo.
Tuvo la previsión de no aceptar cargos y combatir como soldado con un arsenal de ideas.
Cuba amaneció tranquila. El pan llegó temprano a la bodega, los niños fueron al teatro por un espectáculo infantil, en los hogares se lavó la ropa de la semana mientras se estaba pendiente de las noticias y la televisión.
El mismo día de febrero en el cual los cubanos reiniciaron las luchas por la independencia de Cuba, en la llamada por José Martí "Guerra Necesaria", el Che Guevara fundó en la Sierra Maestra la Radio Rebelde.
Medio siglo después de las primeras trasmisiones de la emblemática emisora la cual llevaba verdad y confianza al pueblo, el Parlamento de Cuba Libre sesionó en su séptima legislatura.
Centenares de medios de comunicación masiva en el mundo cantaletearon sin límites que comenzaba la transición en Cuba, que llegaba el final de la era de Fidel Castro.
Este histórico 24 de febrero, domingo igual al día en que Juan Gualberto Gómez dio cumplimiento en 1895 a la orden de alzamiento enviada por Martí dentro de un habano, los habitantes de la Isla reafirmaron su destino, escogido de antemano.
Generaciones diversas entrelazan experiencias e intereses para vivir en armonía, unidas por el amor a la tierra nutrida por la sangre de hombres y mujeres buenos, valientes y fieles. Ese es el camino y no tiene que venir nadie foráneo a trazarlo.
Cuba por casi 50 años resiste. Los cambios echaron a andar desde aquel enero de barbudos y verde olivo. Tener a Fidel constituye privilegio.
El Consejo de Estado tendrá sus responsabilidades, también el Parlamento. Trabajar más y mejor no es nuevo: producir alimentos, satisfacer necesidades, sortear carencias, vigilar al enemigo de enfrente, burlar el bloqueo, seguirá siendo punto de mira de la cotidianeidad.
En toda Cuba, en cada barrio, los vecinos siguieron en vivo por la televisión el discurso de Raúl Castro, e hicieron suyos los aplausos con que los diputados respaldaron unánimemente sus planteamientos en el Palacio de Convenciones de La Habana
El adversario quedó con las ganas de armar un show en contra de la Isla de Fidel Castro. Sí, la Isla de Fidel Castro.
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