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El Valle de todos

El Valle de todos

Por Ramón Brizuela Roque

El Valle de Viñales, más que un orgullo de los pinareños lo es de todos los cubanos, pero no estaríamos errados si añadiéramos que también lo es de españoles, mexicanos, franceses, ingleses, norteamericanos...

El mérito se lo confiere además su condición de Patrimonio de
la Humanidad, otorgado por la UNESCO en 1999 y por encontrarse inscrito entre los 754 bienes que el Comité del Patrimonio Mundial tiene reconocidos.

El hermoso valle vueltabajero conforma una lista de 149 bienes naturales a nivel mundial, junto a otros tesoros patrimoniales, entre los que se encuentran 582 culturales y 23 mixtos, situados en 129 estados.

Sin embargo esa condición especial se puede perder cuando no se mantienen los requisitos que la hicieron merecedora del título, lo que podría ocurrir con Viñales al paso de los años si las autoridades y su población no son celosas guardianas de su patrimonio.

Hay tanta riqueza en la zona, que bien merece el esfuerzo, porque estamos hablando del Parque Nacional Valle de Viñales, con el mayor sistema cavernario de Cuba, particularizando en
la Cueva del Indio, atravesada por el río San Juan y con la de Santo Tomás, la mayor de las Antillas, con 45 kilómetros de longitud.

A unos cuatro kilómetros del poblado de Viñales se encuentra el mogote Dos Hermanas, donde el pintor Leovigildo González, discípulo del muralista mexicano Diego de Rivera, usó como lienzo una de las laderas para un enorme fresco que en
120 metros de alto por 180 de ancho recrea la vida en la prehistoria.

El valle abarca
15 000 hectáreas tapizadas por formaciones orogénicas del período jurásico, quizás solo repetidas de igual forma en un lugar de Asia, aunque con una flora y una fauna sui géneris del Caribe.

Su flora en particular se clasifica de una evolución atípica, variada, con 17 especies botánicas endémicas, que no se encuentran en otros lugares del mundo y una reliquia como
la Microcycas calocoma o palma Corcho, fósil viviente de 150 millones de años de antigüedad.

Sus primeros habitantes fueron comunidades aborígenes de vida nómada, en el nivel preagroalfarero, que nos legó pictografías en varias cuevas de la zona y los investigadores del CITMA han logrado ubicar hasta 47 sitios arqueológicos, 19 de ellos vinculados a aborígenes prehispánicos y
28 a esclavos cimarrones de origen africano.

Esta parte introductoria, aunque quizás le parezca extensa, es necesaria para el objetivo de este trabajo, si tenemos en cuenta que todo sitio, por muy natural y bello que resulte, es irrelevante si no está la huella del hombre.

Precisamente las actividades agrícolas en el valle son un aporte al bucólico paisaje, específicamente la rotación de sus cultivos, como el aromático tabaco y los frutos menores con su gama multicolor y el contraste con los suelos rojizos típicos del territorio durante las diferentes épocas del año.

En la parte urbana, desde el siglo XVII se caracterizaron las edificaciones bajas, de techo de rojas tejas de barro a dos aguas, con modestas proporciones y perfectamente integradas al paisaje.

Sin embargo, la modernidad ha modificado en algo el entorno, ha habido violaciones en lo rural y en lo urbano, es probable que motivos económicos hayan repercutido sobremanera, pero también se han resquebrajado las ordenanzas urbanísticas y agrícolas para el pintoresco lugar.

El tabaco ha ido en disminución y las casas de curar techadas con zinc, o construidas con tejas de fibroasfalto, han caído sobre el paisaje como pueriles borrones, mientras viviendas señoriales de los más diversos modelos, estilos y materiales han bifurcado los propósitos urbanísticos.

Nadie lo ha hecho con mala intención, ya lo apuntábamos, porque si algo quieren los viñaleros es a su valle, del que son custodios permanentes, pero indudablemente no todos están al tanto de las restricciones que imponen contar con un Patrimonio de
la Humanidad en su hábitat.

Por suerte se ha despertado a tiempo, existen planes para librar de hojarascas lo que mal se haya podido hacer, existe un programa y este tiene su cronograma de realización, pero aún así urgen las medidas y una gran comprensión.

Los organismos que participan en el programa reestructurador son Planificación Física, Ministerio de
la Agricultura, Cultura, Comunales, Vivienda, Recursos Hidráulicos, Empresa Eléctrica y los órganos locales del Poder Popular.

El plan es amplio, no todo se puede relatar, pero sirvan algunos ejemplos como el de
la Vivienda, que se propone la sustitución progresiva de las cubiertas de zinc y de asbesto en las áreas rural y urbana; así como cubrir las placas de hormigón con losas de soladura o tejas criollas y otras medidas.

La dirección de Comunales deberá asegurar la recogida efectiva de los desechos sólidos, eliminar vertederos en áreas inadecuadas y rehabilitar parques y espacios públicos del núcleo urbano, incluyendo su alumbrado público. Recursos Hidráulicos, por su parte, deberá elaborar el proyecto de alcantarillados y garantizar un servicio estable y con calidad de agua potable.

La Agricultura deberá, junto a las demás organizaciones con las que se vincula, rehabilitar las casas de curar en mal estado y que recobren su aspecto ancestral criollo que les brinda el cubanísimo guano; también deberá rescatar las áreas tradicionalmente dedicadas al tabaco y estimular la producción, reforestar la periferia del poblado y de los espejos de agua y, muy especialmente, realizar el estudio sobre disponibilidad de agua subterránea.

Hay otras muchas cosas por hacer, es un plan sistemático incluso; aquí no se reflejan todos los organismos participantes, las acciones deben ir acompañadas de su correspondiente plan de educación ambiental, pero no es secreto que se trabaja, unos a luz pública, incluso más blancos de críticas que de elogios, otros desde el anonimato, pero con la salvedad, la responsabilidad es de todos.

Recuerden que el Valle de Viñales no está en una lista cualquiera, ocupa un espacio de tú a tú con sitios como el paisaje cultural y restos arqueológicos del Valle de Bamiyan, en Afganistán; el Gran Cañón del Colorado, en los Estados Unidos; Sitio arqueológico de Olimpia, en Grecia, y
la Venecia y su Laguna, en Italia... Recuerden que son 754 lugares.

 

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