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Un veneno que cura

Un veneno que cura

Por: Onelia Chaveco (AIN)
 

Aunque desde hace más de 200 años al veneno del escorpión le
atribuyen propiedades curativas, lo cierto es que hoy en día aún muchas
personas miran con ojos conservadores la aplicación de esta sustancia
natural, devenida único veneno que cura en el mundo.


Las últimas investigaciones realizadas por especialistas,
pertenecientes al Laboratorio Biológico Farmacéutico (LABIOFAM), del
Ministerio de la Agricultura, confirman el efecto terapéutico del
veneno del alacrán colorado, una especie de la fauna cubana.


   Los primeros indicios del beneficio de esas toxinas en el organismo
de los pacientes oncológicos -ya con cáncer de pulmón, próstata,
páncreas, colon y mamas entre otras dolencias- se reportan en el cambio
de la calidad de vida.


  María Isabel Bermúdez, doctora inmunóloga de ese instituto, expresó a
la AIN que el primer efecto y el más importante es el antitumoral, pues
el veneno actúa directamente sobre el tumor, lo aísla e impide su
alimentación sanguínea por los capilares, hasta reducirlo, e incluso lo
hace desaparecer.


   Esto ocurre cuando el paciente acude a consulta en estadio temprano
de la detección de la enfermedad, no obstante, cuando ya está en un
periodo avanzado, las toxinas del alacrán actúan como antinflamatorio y
analgésico. Aseguró Bermúdez que muchas personas no acuden a la
primera consulta pues su estado físico no se lo permite, y entonces
deben hacerlo los familiares con el resumen de la historia clínica.


Al cabo de un tiempo con ese tratamiento, el paciente deja de estar
encamado, camina, se alimenta mejor y es capaz de viajar para asistir a
su turno médico, entre estos tenemos pacientes con ocho años de
supervivencia con cáncer de pulmón que es uno de los más agresivos,
destacó la especialista.


Aclaró que la medicación mediante el veneno del alacrán no está
reñida con las quimioterapias o radioterapias, pues el producto natural
obtenido de esos ejemplares resulta inocuo, sin sabor, ni olor, muy
fácil de ingerir, se diluye en agua y no tiene secuelas negativas.


El objetivo ahora es seguir con estas investigaciones y sumar a
otros expertos, incluso médicos e integrantes del sector de la salud
que aún no aceptan como tal a una medicina natural con dos siglos de
uso y cuyas bondades cada vez son mayores, según los resultados
confirmados en laboratorios cubanos.

 







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