Una flor puede cambiarle el día
Idalmis Rodríguez
Las flores no han de ser únicamente tesoros de los amantes. Un ramo de ellas o sólo una; en cualquier receptor puede ser muestra de cortesía, amabilidad, cariño, respeto, amistad.
A cualquiera le cambia el día una flor, siempre que haya fina sensibilidad en quien la reciba. Y si además conoce su significado, mucho mejor.
Así por ejemplo, si a sus manos llegan unas lindas madreselvas, después de una disputa con su pareja, ellas significan: "defender esta unión".
Todas son símbolos de amor. Ese lenguaje alcanzó su apogeo en la primera mitad del siglo XVIII y XIX, en Europa y América, incluida Cuba.
En la Habana colonial los envíos florales eran moda. Se podían ver en las habitaciones de muchachas casaderas, donde una jarra o simplemente un vaso con "diez del día", sí, de esas que abren a las diez de la mañana, -de ahí su nombre-; recordaba una cita en un lugar ya acordado.
Si por el contrario eran claveles blancos o rosados rodeando el ramillete, representaban el número de besos que enviaba el enamorado, completando la expresión amorosa con el resto de las flores.
Una rosa simboliza "te amo". No podría ser otro su mensaje. Sin embargo si es un botón representa un amor no materializado, que aún es una ilusión. Abierta en toda la magnitud de su esplendor constituye la pasión.
Ah, pero si hay mezclados botones y rosas abiertas , entonces su simbolismo es "quisiera amarte cada vez más". Y si es de muchos colores se traduce en " te amo con toda la fuerza de mi alma". La rosa rojo oscuro, intenso, quiere decir "te quiero con locura".
Cualquier ocasión es buena para regalar flores, pero esta que se aproxima, la del día del más sublime amor: el de la madre, constituye una oportunidad excepcional.
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