Palenque de cimarrones, cita sugerente con el pasado
Por Maritza Padilla
Bien oculto entre farallones de hasta 120 metros de altura se encuentra el Palenque de Cimarrones, un peculiar centro turístico del municipio de Viñales, en Pinar del Río, evocador de una época matizada por la rebeldía de los negros al huir del látigo esclavista, entre los años 1814 y 1842.
La oferta conduce al visitante por la penumbra de decenas de metros de galerías subterráneas de la cueva de José Miguel, al final de cuyo recorrido aparece la reproducción de un campamento cimarrón cargado de esa historia muy vinculada a la zona, entre 1814 y 1842.
Asomarse a esa cultura y penetrar en un mundo de astucias y creencias, es una posibilidad que tendrá el visitante luego de recibir la bienvenida en el umbral de la gruta.
Las piezas exhibidas son réplicas de originales encontradas en más de cien sitios de la Sierra de los Órganos.
Como mudo testigo están allí las jícaras, especie de recipientes donde los negros almacenaban miel, también un tipo de bolso empleado en la recolección de frutas y el fotuto, caracol con el cual emitían un sonido especial que les permitía comunicarse entre si.
Sus creencias, ligadas a la cultura afrocubana, son reflejadas en los murales que abarcan un grupo de caneyes destinados a restaurante, bar, cocina show y tiendas de souvenir.
Encabezadas por Elegguá, que abre y cierra los caminos, en el lugar se dan cita todas las deidades del panteón yoruba y constituye el resultado de una valoración plástica del tema religioso, con innumerables sugerencias en los cuatro salones que abarca el peculiar restaurante.
Mas allá, el verde valle invita a la tranquilidad, mientras la magia la pone un grupo, con su música y bailes afrocubanos. Todo ello se conjuga para propiciar el pronto regreso del visitante a ese mundo de los cimarrones.
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Javier -