HISTORIA DEL CAFÉ
Es un arbusto de la familia de las rubiáceas, del género coffea. De hojas lustrosas y alargadas, sus flores son parecidas a las del jazmín, hermosas y delicadas. Seis meses después de la floración van apareciendo los racimos de color verde intenso, que se transforman a rojo en el proceso de maduración, hasta lograr un tono rojo carmesí.
SUS ORÍGENES.- Referente a su origen botánico, prácticamente existe consenso científico que sus inicios fueron en el noreste de África, en Etiopía. También denominada Abisinia, es allí donde se han encontrado las plantas de café silvestre más antiguas.Al parecer, los hombres primitivos, imitadores de las costumbres de aves y otros animales, observaron como algunas plantas los atraían. Esta sería la justificación de que desde muy tempranas épocas de la historia, el hombre masticaba café. Algunos frutos maduros del café son de sabor dulce y sus estimulantes generan sensación de bienestar.
El café, es también una de las primeras plantas en ser domesticadas y sembradas a voluntad, al comienzo se propagó con la siembra de largas estacas plantadas en forma de arco sembrando sus dos extremos. No se utilizaba la propagación del café mediante las semillas.
También es muy antigua la costumbre de invitar a los amigos visitantes a sembrar una planta de café, como símbolo de buena voluntad y afecto. En cuanto a las leyendas, la más popular, nos relata la historia de un joven y apuesto curandero llamado Alí, que trabajaba exitosamente en el bullicioso mercado de Gondar. Comarca del África Oriental, su vida transcurría sin contratiempos hasta que un día la princesa Jazmín, (que otro nombre podía tener), que era la hermosa hija del terrible Negus Neguesti, rey de reyes, pasó por el mercado.
Lo demás es como en todas las tradicionales novelas de amor y aventuras: se encontraron las miradas, - las de Alí y Jazmín, - y brotó de inmediato un profundo y tierno sentimiento, amor sublime, amor eterno. Por supuesto, que el romance duró sólo hasta que el malvado rey se enteró que el plebeyo Alí, flaco, desgarbado y sin un centavo, pretendía a su tesorito (al parecer en esos tiempos la medicina no era una profesión muy lucrativa). El Negus, ordenó atrapar al osado y lo deportó al bosque más lejano que encontraron sus tropas y así el galán estaba fuera de circulación. El pobre Alí, abatido, comprendió, que sólo consiguiendo un regalo diferente y magnífico, tendría alguna oportunidad de reconquistar a su amada Jazmín.Dice la leyenda que trabajó durante tres años, día y noche, sin descansar, buscando tan ansiada ofrenda. Para no quedarse dormido, comenzó a tomar una infusión que había descubierto casualmente cuando unas bayas de un arbusto cercano cayeron en el agua donde hervían sus alimentos.Cuando Alí estaba a punto de desfallecer, sin haber encontrado el talismán que buscaba, y tomando el último trago de su amargo café, brotó de pronto como una luz la gran idea. Desde hacía muchos meses tenía ante sus ojos el regalo que buscaba, lo había tostado, disfrutado de su negra y olorosa infusión y reconfortado con su calor interno, por supuesto estamos hablando del Café.
Alí, llevó su regalo al sultán Negus Neguesti, y este quedó tan satisfecho con el presente, que en recompensa le otorgó la mano de Jazmín. Los siguientes años los pasó el rey, plácidamente, viendo jugar y crecer a sus nietos en los regios jardines de palacio, mientras compartía con sus numerosas esposas, Alí y Jazmín unos deliciosos cafecitos.Otra tradición, que viene de 1140, dice que un inquieto pastor de cabras abisinio llamado Kaldi, en la región de Kaffa, observó sus cualidades energéticas cuando los animales que cuidaba comían los granos de un arbusto silvestre, el café. El curioso Kaldi, saboreó los frutos del arbusto y experimentó efectos de euforia y una diferente energía personal, llevó muestras de estas bayas y ramas al convento de Kaffa y transmitió allí el testimonio de su experiencia a un Abad amigo del convento.
El inteligente sacerdote, de esa iglesia Cristina Ortodoxa, cuyo nombre se desconoce; inició con Kaldi, una serie de experimentos, entre los cuales estuvo la preparación de una infusión, que en las primeras pruebas fueron calificadas de horribles, terminando todas en la basura.
Felizmente el botadero era el fuego de una hoguera, donde los restos de la planta y sus frutos comenzaron a desprender un aroma intenso, diferente y muy agradable.
Este fue el inicio experimental, para intentar tostar las bayas, antes de preparar la infusión. Habían descubierto el café, la bebida social reconfortante más popular del mundo.
Una tercera leyenda sobre el café viene de Arabia. Hacia el año 571 nació Mahoma en la Meca, este extraordinario personaje, después de haber comprendido las características del mundo terrenal y divino, meditó durante 15 años sobre las características de su pueblo y las necesidades de una reforma religiosa y social de la nación Árabe.
Escribió el Corán, el libro sagrado de los musulmanes y atribuido por el profeta a dios mismo. En una colección de dogmas y preceptos morales, presentó el fundamento de la civilización musulmana, la única fuente del derecho, la moral, la administración y la vida misma. El Corán admite la predestinación, "Estaba escrito" dicen los musulmanes cuando les sucede una desgracia, pero, el Corán también hace al hombre responsable de sus actos. La obra de Mahoma le hizo ganar un gran número de discípulos, pero también una gran cantidad de adversarios, cuando éstos fueron mas poderosos, en el año 622 tuvo que huir, esta fuga (Hegiría) es considerada en la historia como el principio de la era musulmán.
Estalló la gran guerra y Mahoma vencedor, hizo en 629 un viaje solemne a la Meca, de la que se apoderó en 630. Poco a poco fueron sometiéndose todas las tribus rebeldes y quedó fundado definitivamente el islamismo. ¿Y dónde entra el café en esta muy importante historia? Un día en que Alá vio a su profeta apenado por la indolencia humana, atribulado por la gran cantidad de tareas y problemas por resolver, le envió al arcángel Gabriel con un regalo que lo animara y le diera consuelo, un presente "Negro como la piedra negra de la Kaaba".
Mahoma, buscó un nombre al regalo recibido y lo llamó "Qahwa" que significa excitante, energético, vigorizador, el café había entrado por la puerta grande al mundo árabe.
Posteriormente, en la historia encontramos a los etíopes consumiéndolo como estimulante y disipador del sueño. Lo utilizan en muchas ocasiones en las largas ceremonias religiosas.
Muchos años después, los turcos tomaron la costumbre de beberlo, pero tostando primero la semilla que molida la remojaban para hacer una bebida que llamaron Kahve.
Al café, también se le atribuye efectos afrodisíacos, cuenta la leyenda, en un capítulo especial, que Mahoma, en una extraordinaria y apasionada clase, enseñó las formas del amor carnal de manera consecutiva y una por una a no menos de 40 mujeres. Para lograr tan singular proeza, se preparó tan sólo tomando café… en abundancia.
Referente a las características sociales del café, quizás, su origen sea el hecho de que sus frutos, las cerezas, tienen dos semillas similares, la leyenda africana explica la idea de dos hermanos nacidos del mismo tallo. Algunas tribus al hacer un pacto de hermandad sellado con sangre, utilizan los dos granos de un mismo fruto de café, lo humedecen con su propia sangre, lo intercambian y mastican solemnemente quedando así consumada la unión que obliga siempre y en cualquier circunstancia.
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